La polémica por la convocatoria de Pablo Armero a la Selección ha sido una de las más agrias de los últimos meses. Sus problemas personales, que hace un año lo llevaron a responder ante la justicia de Estados Unidos por agredir a su esposa, lo sacaron de un equipo en el que era titular indiscutible.

Armero resolvió sus líos y junto a su familia viajó a Brasil, al Bahía, un equipo que no es protagonista pero que le ha permitido recuperarse, lentamente, de sus otros problemas: falta de continuidad y competencia.

En Barranquilla, Armero reapareció vestido de amarillo después de una pausa de dos años, cuando participó en la Copa América de Chile-2015, en la que la Selección acabó eliminada por Argentina en cuartos de final. Y, a pesar de todo, no desentonó: durante los primeros 20 minutos del juego, tal vez los mejores del local, aportó salida, centros y un desborde, ya no tan veloz como solía ser en 2014, pero con ambición.

Cuatro de cinco opciones que tuvo Colombia llegaron por su banda, la izquierda.

“Esa es mi característica, estoy contento por eso, mis compañeros también, cada vez que venga voy a tratar de darlo todo y gracias a Dios tuve un gran partido”, comentó ‘Miñía’.

El zurdo explicó que el sufrido triunfo 1-0 contra Bolivia salió tal como lo esperaba. “La prioridad era atacar por los costados, porque sabíamos que se iban a cerrar; pudimos abrirlos, tuvimos bastante sorpresa y encontramos los centros”, explicó.

Su experiencia, con todo y la oposición de muchos a su llamado, resultó bastante alentadora: “Sentí calor humano, armonía y gracias a Dios nos quedamos con los tres puntos, que era lo más importante”.

Jenny Gámez A. Editora de Futbolred Barranquilla *Por invitación de DirecTV