Mauricio Gonzalez
¿Termina la era de Luis Enrique en Barcelona si sale de la Champions?
Las señales abundan. Barcelona perdió sin atenuantes en el Parque de Los Príncipes porque nunca tuvo un plan. Y los críticos más ácidos de Barcelona se preguntan si no ha sido esa la constante durante la administración de Luis Enrique, sólo que esta vez, contra PSG, no le salvaron la noche Messi, Luis Suárez y Neymar.
Puede ser. Pero surge otra duda: ¿y cuando Barcelona golea a Alavés 6-0 o supera una y otra vez al tan temible Atlético de Madrid en Liga o en Copa del Rey, todo el mérito es de los jugadores y es un incapaz o un mero espectador el que se sienta en el banco? Un tufillo de injusticia queda en el ambiente.
Lo cierto es que el desafío de la Liga de Campeones, cuando la Liga de España está casi asegurada para el Real Madrid, era el flotador que le permitía a Luis Enrique mantenerse a salvo en medio de un mar de críticas, y ahora sencillamente se pinchó. Nunca en la historia un equipo logró remontar un 4-0 en la ida por la Champions y, aunque con la MSN inspirada todo es posible, parece improbable que de nuevo le salven el pellejo al DT.
Luis Enrique pudo marcar su adiós del Barcelona no por el resultado- no sólo por eso- sino por su incapacidad de encontrar soluciones a la altísima presión que le plantó PSG y que condenó a su medio campo al aislamiento total. El DT confió en exceso en jugadores que apenas volvían de lesiones (Iniesta y Busquets) sabiendo que el rival lo asfixiaría en lo físico, le entregó a André Gomes una responsabilidad que lo supera (aislando a Rakitic) y dejó sin socios a sus tres salvadores de la punta, que manifestaron su impotencia perdiendo balones improbables –Messi- o cometiendo faltas infantiles –Suárez-.
Ese es el centro de la crítica. Parece que el único plan real de Barcelona frente a un PSG al que solía dominar era rezar y confiar en que Messi resolviera el caos; mientras que Emery sí planteó una estrategia específica, encontró la manera de aislar el talento a fuerza de desgaste físico y hasta se dio el lujo de plantar una defensa de veinteañeros sin el líder Thiago Silva a quienes los convenció de su proyecto aún si al frente estaban tres de los mejores atacantes del mundo.
¿Pruebas? “No es un tema de actitud, sino de fútbol. Han apretado más y han estado mejor tácticamente. Han sabido hacer un plan y llevarlo donde ellos querían”, explicó Busquets al final de la paliza. Busquets, nada menos. “Nos imaginábamos otra cosa. Preparamos el partido de forma diferente", insistió.
Otra cosa, claramente, esperaban. O tal vez la misma: poner el balón arriba y que la MSN tapara las carencias defensivas, tácticas, de actitud incluso.
Puede pasar que Barcelona le de vuelta a la historia contra PSG, que le haga 12 al débil Alavés y levante la Copa del Rey y en consecuencia baje la marea. Pero la herida que ha dejado la humillación de París ya obliga a hablar de nombres como Jorge Sampaoli o Mauricio Pochettino. El desgaste de Luis Enrique no es nuevo, pero esta vez sí puede ser definitivo.
Redacción Futbolred
